Puertas Abiertas, de Ian Rankin

Jubilado literariamente el inspector Rebus (al que se rinde homenaje y mención en este texto), Ian Rankin decide en esta novela emprender la senda del crimen, en uno de esos golpes perfectos que, por alguna circunstancia, fracasan.
Mike Mackenzie, que tiene treinta años y se aburre de forma soberana, conoce por casualidad a un mafioso local. Esto le pone en el punto de mira de la policía de Edimburgo, que se pregunta qué pueden estar tramando un tipo más bien basal y el respetado Mackenzie. Pero este encuentro fortuito también hace surgir en Mike una idea. Todos esos cuadros sin exponer, pequeñas obras maestras, que se guardan en los almacenes de la National Gallery of Scotland y que nadie ve, o cuando son vistos son pasados por alto como "menores", merecerían una vida mejor. Por ejemplo, ser colgados en su casa, y recibir atención, cuidados y, sobre todo, cariño.
Mike posee el dinero, Robert Gissin es el especialista en arte, Allan Cruickshank es el colaborador necesario y Chib Calloway tiene los criminales y armas necesarios para dar el golpe. Que consistiría en aprovechar el día de puertas abiertas de los museos de Edimburgo, robar unos cuadros seleccionados previamente, simular el fracaso del robo y dejar a la vista unas reproducciones realizadas cuidadosamente por un artista local. Claro está que no hay que subestimar nunca a los artistas, impelidos casi por necesidad a dar un toque propio a sus obras, aunque sean copias de otras. Ni tampoco hay que subestimar el poder de la codicia.
El género de los atracos perfectos que resultan imperfectos siempre ha sido popular, sobre todo en el cine, pero Rankin no es escritor que se limite a la mera intriga.
Aprovecha, como siempre en sus novelas, para dar un repaso a la sociedad escocesa, a sus bajos fondos en gran parte surgidos de la pobreza, a la autonomía limitada de Escocia con las contradicciones que eso conlleva, su sociedad bienestante, ni cola de león ni cabeza de ratón, sus pretensiones y sus carencias. En suma, todos los contrastes que tiene un país de larga historia y poco dinero, de enorme riqueza patrimonial y duras condiciones económicas y sociales.
Todo ello en el estilo habitual de su autor, duro, cínico, perspicaz, irónico y ágil, un estilo marca de la casa que hace que el lector, aunque conservando la añoranza del problemático Rebus, descubra que Ian Rankin, por fortuna, sigue vivo y bien situado en la narrativa negra contemporánea.

(Doors Open)
RBA Libros, col. Serie Negra
Barcelona, 2009 [2008]

Portada y sinopsis

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